La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el salario mínimo como la cantidad mínima de remuneración que un empleador está legalmente obligado a pagar a sus trabajadores por el trabajo realizado durante un periodo determinado. Esta cuantía no puede ser reducida, ni por acuerdos individuales ni por convenios colectivos.
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) mide la inflación a través de la variación porcentual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). Este índice da seguimiento a los cambios en los precios de una canasta representativa de bienes y servicios consumidos por los hogares en México, y se compone de dos subconjuntos:
- Componente subyacente, que agrupa bienes y servicios cuyos precios presentan menor variabilidad y tienden a ser más estables, ya que están regulados o administrados. Ejemplos incluyen gasolina, electricidad, gas, transporte público y ciertos alimentos y mercancías.
- Componente no subyacente, que abarca productos con precios más volátiles, influidos por factores externos como fenómenos climáticos, precios internacionales o políticas regulatorias. Aquí se encuentran frutas, verduras, productos pecuarios y energéticos.
La comprensión de estos conceptos resulta clave para evaluar el poder adquisitivo de los trabajadores, ya que la inflación incide directamente en el salario real de la población. En este sentido, observar la evolución de los precios permite dimensionar en qué medida el ingreso mínimo legal alcanza para cubrir las necesidades básicas de los hogares.
Inflación en Ciudad de México 2018 - 2024
Fuente: Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), 2024
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Reporte salario mínimo e inflación, enero 2025